Desde el VuelA, hoy toca hablar un poco sobre la Soledad No Deseada. La soledad se configura como uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la sociedad actual. Sin embargo, hay muchas "soledades" y no todas son vividas de forma negativa.
La soledad puede ser emocional, por la falta de relaciones de confianza o intimidad, o social, relacionada con la ausencia de una red social suficientemente consolidada para la persona.
La soledad es un problema para las personas mayores, pero las investigaciones indican que un porcentaje significativo de personas jóvenes informan que no tienen amigos o amigas en absoluto y el 30% se sienten solos o solas a menudo o siempre. A veces, un cambio de residencia o de IES, comenzar un nuevo trabajo, la muerte de un ser querido, una ruptura sentimental, la pandemia de COVID-19) puede ser la causa, o quizás no haya una causa específica o concreta, aun así, la sensación de incomprensión o desconexión con nuestro entorno hace que sintamos esa soledad.
Cómo prevenir la soledad no deseada:
La soledad puede llegar en cualquier instante. La soledad no tiene edad, ni género, ni siquiera tiene que ver con vivir solo o sola. Podemos estar rodeados de personas, de familia, o de gente y, sin embargo, sentir soledad. Te damos unos pequeños consejos para intentar evitar la soledad no deseada:
- Las redes sociales: En las redes sociales, se hace banal y efímero el concepto de amistad. Algunas personas tienen cientos o miles de amigos y amigas en las redes, cuando en realidad no hay un vínculo entre las personas. A veces, se construyen falsas amistades porque es difícil establecer lazos reales, cuando en realidad se trata de personas conocidas. La amistad, tiene que ver con un compromiso afectivo, e implica valores como lealtad, solidaridad, compromiso y sinceridad; se alimenta y crece por medio de un trato continuo y recíproco.
- El apoyo social es un proceso que implica dar y recibir. Es importante decir que las relaciones sociales funcionan como “amortiguadores del estrés” entre la persona y las dificultades a las que se enfrenta en su día a día. Nos ayuda a reducir los efectos que un determinado problema o situación tienen en nuestra vida. no sólo es importante la cantidad de contactos que tenemos, sino la profundidad de la relación que mantenemos y si esta relación es satisfactoria o no para nosotros.
- Busca oportunidades para ampliar o mejorar tus conexiones sociales con otras personas o grupos. Apuntarse a alguna actividad de grupo, practicar algún deporte o hacer voluntariado puede ampliar las conexiones sociales.
- Aprende a manejar las emociones y a resolver conflictos. A menudo se genera distancia o conflicto entre las personas por una situación que no se ha resuelto adecuadamente. En todas las relaciones humanas pueden surgir roces y aquí resulta fundamental, tanto nuestra forma de manejar nuestras emociones, como nuestra forma de actuar o hablar de ello. No dejes de abordar la situación si detectas que existe un malestar, no dejes pasar la oportunidad de resolverlo.
- No te olvides de dar las gracias y, si es necesario, pedir disculpas. A menudo, perdemos de vista la importancia de agradecer a las demás personas lo que hacen, o pedir disculpas si hemos “metido la pata”. Son gestos sencillos que cobran especial importancia porque permiten que las personas se sientan valoradas.
- La importancia de la empatía y la reciprocidad. Cuando hablamos de relaciones sociales es fundamental ser conscientes de nuestras necesidades, pero también debemos tener en cuenta las necesidades de los demás. Si nos gusta que se pongan en nuestro lugar cuando tenemos un problema, tenemos que ser capaces de ponernos en el lugar del otro ya que, en función de cada situación, todos podemos dar y recibir apoyo.
- Evita mantener relaciones tóxicas o que te produzcan malestar. Es importante valorar que nuestras relaciones sociales tienen que ser beneficiosas y saludables y estar basadas en el respeto mutuo y si no es así, tenemos que tomar decisiones para poner límites o tomar distancia. Para ello, es necesario identificar si estamos ante una relación tóxica o que nos produce malestar.
- Ampliar tus conexiones sociales. Intentar dar la oportunidad de conectar con otras personas para enriquecer nuestras redes sociales. Eso no significa, que abandones tus amistades previas.
- Aprovecha los espacios y comercios de proximidad para conectar con otras personas: los espacios en los que pasamos mucho tiempo forman parte de nuestro entorno habitual y pueden facilitar las relaciones sociales. En ocasiones, lo más sencillo es preguntar a las personas de tu entorno o vecindario si necesitan ayuda y ofrecerles tu colaboración en caso necesario.
- Favorecer políticas públicas para combatir la soledad no deseada. Apoya y promueve las iniciativas para prevenir y combatir la soledad no deseada.
“La soledad es un buen lugar para encontrarse, pero no para quedarse.”
Si necesitas ayuda, no dudes en ponerte en contacto con el VuelA.